martes, 7 de abril de 2009

Estuve en Dharabi

“Reality Tour & Travel” es una compañía que se dedica a lo que dice su nombre, ha enseñarte la realidad.
Leyendo mi lonely planet me enteré de que esta empresa hacía visitas al barrio chabolista de Dharavi, siendo el barrio chabolista más grande de toda asia con un millón de habitantes, yo por supuesto quería ir a verlo. En Mumbai entre un 50 y un 65 % de la población de vive en chavolas, no ver uno de estos lugares sería como no ver la ciudad.
El término ingles slum es bastante despectivo y describe estas zonas como sucias y peligrosas, casi como una pocilga. Lo primero que te sorprende al llegar es precisamente lo contario, que no lo es. La razón de ser de “Reality Tour & Travel” es exactamente esta, ayudarnos a ver que la vida en los slums no es sino la vida de un barrio más, con su sistema social, sus casas, sus alquileres y sus industrias.

Antes de salir del hotel me aseguré de ponerme ración triple de relec extra fuerte contra los mosquitos, cogí mi taxi y me dirigí al punto de encuentro, la estación de tren de Mahan Junction.
Llegué precavidamente sin nada en cima, el dinero justo para el taxi de vuelta y ropa de lo más discreta, sin gafas de sol, ni cámara ni nada, no querría ofender a nadie.

Cuando el resto de la gente de la ciudad escucha slum lo primero que piensa es en “comunidad”, y eso lo ves al llegar allí. Sin duda una comunidad pobre con carencias, pero al mismo tiempo con una vida, un trabajo, familias y una estructura social


La cantidad de gente que se ve en todos los sitios es enorme, si no vas al loro casi pierdes a este guía acelerado que intenta que lo veas todo.

Empezamos en una zona donde se reciclan plásticos, está en una callejuela cercana a las vías de tren. Preguntamos que están construyendo entre el slum y la vía, nos cuenta que es un muro, para que la gente no cruce por los raíles. Cada día 3 personas mueren atropelladas de esta forma en la ciudad.

La industria del plástico que hay aquí recicla material del mundo occidental, principalmente de Estados Unidos y de Inglaterra. Todos esos reportajes de la tele y los periódicos donde hablan de contenedores enormes con material informático(y otras cosas) que llevan a india y china para reciclar, pues terminan en sitios como este. Hay bolsas y bolsas gigantes con plásticos de todo tipo, están apiladas en la calle y apenas dejan paso. Por el agujero de una de las bolsas veo una pelota de niño y un trozo de botella de detergente.
Dividen los plásticos por calidades, los cortan, los limpian, los secan, los funden, los dan forma y se los vuelven a llevar. Por este trabajo al día ganan unas 150 rupias(Con un euro hoy tienes 65 hoy). En el exterior no se ven mas que trozos de todo tipo envoltorios, cubos y paquetes. Piso un ratón, digo, una tapa de debajo de un ratón, inconfundible con su agujerito para que la bola salga y gire. Decido buscar a ver si encuentro más cosas que reconozco, de todas formas no me queda más remedio que mirar al suelo ya que está lleno de baches, y agujeros que amenazan mis tobillos. No veo nada hasta una hora después que hay una bolsita de Ariel.
Muchos de los trabajadores de estas pequeñas fábricas duermen en el mismo sitio donde trabajan. En ocasiones se juntan dos familias, unas 10 personas, y alquilan una casa de 20 o 30 metros cuadrados, pero esto es casi un lujo.

Una cosa que sorprende de Dharavi es que tiene luz y agua proporcionada por el estado, cada casa o industria tiene su contador y paga su recibo. La luz funciona 24 horas al día mientras que el agua solo 3.
Ahora paseamos por una zona de calles que parecen haber estado pavimentadas en algún momento, son bastante resbaladizas, tengo cuidado, ya que caerme aquí no me apetece nada en absoluto. No querría imaginarme hacerme una herida y que tocase ese barro mugriento.

Antes de llegar al slum hemos cruzado las vías por el paso elevado. Desde ahí se veían los tejados desiguales que cubrían los edificios por los que ahora estábamos paseando, tambien se veía una mezquita, la religión acompaña a los indios vivan donde viava y estén donde estén.

No dejo de ver gente, unos llevan mercancías en la cabeza, otros en la chepa y otros en la bici o moto. Hay niños jugando por las esquinas, parecen divertirse, de vez en cuando te dicen un “hello” mal dicho.
Pasamos por un taller de altares hindúes. Los construyen con cualquier madera, luego les pinta y quedan hasta bien, el taller pertenece a una familia musulmana, la rupia es la rupia. En la siguiente calle hay bidones apilados. Un gato asoma entre dos de ellos, mientras una cabra me mira, la digo hola.
Pasa una niña comiendo una empanadilla rellena de algo verde. ¡Que buena pinta! Un mono atado de una cuerda, una tienda de dulces, una callejuela llena de ropa colgada. Un grifo abierto mojando la calle, una niña de 4 años descalza zigzaguea entre nuestras piernas corriendo como si nada. Giramos a la derecha y a la izquierda y las calles son poco mas anchas que mis hombros, las casas tienen dos pisos y apenas hay luz. El suelo resbala una vez mas. Espero a Shanon, una californiana que está trabajando aquí unos meses, tiene la espalda hecha un higo, y, andar por aquí no es fácil.

Llegamos a una calle más grande, cruza el slum de norte a sur, casi atropellan al guía, bueno, a su pie si que lo atropellaron, parece estar bien. Vamos a ver una escuela, es domingo y está cerrada, pero nos cuenta los planes de escolarización, según los niños se hacen mayores y pueden llevar dinero a casa van dejando la escuela, una pena, me recuerda al tigre blanco, cuando tuvo que dejar la escuela para ayudar en el salón de te y ayudar con unas rupias en casa. Un chico con bigote cocina en una esquina, unas mujeres hacen tortas de harina y las ponen a secar al sol.

Veo un hombre con un montón de huevos en la mano. Una cabra come hojas verdes colgadas de un clavo, otro hombre con al menos 4 docenas. Otro envoltorio de Ariel, una señora con 3 cartones cogidos con cuidado entre las dos manos. Al doblar la esquina veo por fin veo la tienda de huevos, me empezaba a mosquear….

En Dharavi estuve el primer fin de semana que estuve en Mumbai, hace dos meses, aquí os he contado la mitad de lo que tengo apuntado, y eso seguramente es la décima parte de lo que ví y una parte aún mas pequeña de lo que allí pasa, si os ha entrado curiosidad por segir viendo cómo es la vida allí lo mejor es que valláis, a mi me encantó.

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